domingo, 12 de septiembre de 2010

aceptar

Luchaba por una causa perdida. Intentaba sembrar amor donde no cabía. Cuando lo noté, no quise parar. Ya era tarde, no me podía alejar. Miles eran las señales de las que no me quise percatar, las que me avisaban que de mi dentro tuyo, ya no quedaba nada. Pero aún así, seguía sin siquiera quererme alejar. Me olvidé de mi orgullo, hasta de mi dignidad. Cegada vivía mi realidad, la que inventé. Y me la creí. Cuando logré caer, cuando empezó a doler, pensé en alejarme. -Ya fue, se terminó, esto no es lo que quiero para mí-. Más tarde te encontré,  dispuesto para mi, podía hacer de vos lo que quisiera, por esa noche. Todo, salvo enamorarte, jamás lo lograría.   Otra vez pensé: -esto no es para mi-. Y la seguí. Esa noche. Y a la siguiente, me dejaste. Comprendiste que yo tampoco era para vos. Pero tuviste más suerte, no lo dudaste, no te costó nada dejarme. Y quise convencerte. Con mi locura te fui a buscar. Pero tu decisión seguía firme. Tiempo después me di cuenta, que con mi orgullo tenía que dejarte. Era yo quien tenía que hacerlo, era yo. Quién ahora es la despechada, soy yo. Quién no quiso hacer uso de la razón fui yo. La que se dejó llevar, fui yo. Y ahora que ya nada queda del amor que te tenía, y ahora que ya veo todo más claro, justo ahora es cuando más me duele, ahora que puedo ver todos los errores que cometí y que no logro superar. 



3 comentarios:

EnBocaDePocos dijo...

Especial.

Me Saca Todo dijo...

juiiii yoo bobaaaaa! Hoy fui un dia de ARMEMOS OTRO BLOG POR QUE ESTOY AL PEDO. =)

Ana dijo...

:) siempre tan sinsera y tan explícita. te adoro.